La ciudad con perspectiva de género: lo específico y lo diverso
El urbanismo tiene un impacto fundamental en la vida y el bienestar de las personas, ya que determina la configuración de los espacios donde se establecen las relaciones sociales y el acceso a los servicios de la ciudad en el día a día. Sin embargo, los modelos que sustentan el diseño actual de nuestras ciudades han excluido, en muchas ocasiones, las necesidades específicas de diversos grupos sociales (mujeres, menores, personas mayores o con diversidad funcional) en su uso cotidiano de la ciudad y la forma de relaciones que en ella se establecen.
El diseño convencional de nuestras ciudades incluye sesgos de género que provocan un impacto directo en la experiencia vital de las mujeres y por ello incluir la perspectiva de género en el urbanismo es una cuestión relevante, ya que tiene como objetivo garantizar una mayor equidad en el uso y disfrute del espacio urbano para todas las personas.
Todas las personas no tenemos las mismas necesidades. Una misma calle no es vivida de igual manera por diferentes personas, ni por la misma persona en diferentes etapas de su vida. No la experimenta igual una persona mayor, una niña, un hombre o mujer, alguien que empuja un carrito de bebé o de la compra, una persona en silla de ruedas… Resulta necesario contemplar estas necesidades de manera diferenciada para conseguir espacios inclusivos para todas las personas y así el espacio público pueda ser vivido por ellas en igualdad de condiciones.
Resulta por tanto fundamental evaluar si desde el urbanismo y las políticas que lo desarrollan se tiene en consideración el desempeño de las rutinas y relaciones cotidianas (es decir, si se favorecen y facilitan), porque de lo contrario se perpetúan situaciones de desigualdad en el uso del espacio urbano. Estas desigualdades afectan directa y principalmente a las mujeres por el hecho de que son ellas las que siguen acaparando mayoritariamente las obligaciones del cuidado y la gestión de la vida cotidiana que transcurren fuera de la vivienda.
La construcción y perpetuación de los roles de género es sólo una cuestión social y cultural que incluye lo urbano. Desde hace décadas los debates feministas sobre la ciudadanía han criticado los modelos de ciudad tradicionales a partir de los sesgos de género, poniendo de manifiesto como el pensamiento que subyace a su diseño provoca relaciones de dominación y jerarquía, que se traducen en un uso y acceso desigual a la ciudad (y a lo que en ella sucede) entre hombres y mujeres. Estas relaciones jerárquicas a día de hoy siguen naturalizadas y no siempre son evidentes.
Las mujeres son las usuarias centrales del espacio público a escala barrial, y sus mejores conocedoras, por tanto incluir su experiencia vital en la ciudad resulta fundamental en cualquier proceso de evaluación y mejora del entorno social y urbano. Para ello es imprescindible fomentar su participación en estos procesos y avanzar así hacia una verdadera construcción colectiva de la ciudad.
generA [barri]
Para dar respuesta a esta situación surge generA [barri] un proyecto piloto de auditoría participada e identificación de estrategias de regeneración urbana desde la perspectiva de género, concebido como una herramienta para la transformación positiva del entorno urbano que pretende contribuir desde la perspectiva de género a la construcción colectiva del derecho a la ciudad. El proyecto toma como base la experiencia de las mujeres como usuarias del espacio público y propone la participación como metodología a seguir en el diseño y evaluación del entorno social y urbano.
Además de fortalecer el tejido social y comunitario y despertar una conciencia crítica en la ciudadanía sobre su entorno cotidiano, el proyecto piloto propone obtener información técnica que sea de utilidad tanto para la ciudadanía como para la propia administración con el objetivo final de poder contribuir a la planificación de políticas inclusivas de regeneración urbana que transformen nuestra ciudad de forma que su uso y disfrute sea más equitativo para todas las personas.
El proyecto opta por la metodología IAP, lnvestigación y Acción Participada (PAR en inglés), considerando que puede ser el enfoque adecuado para entender el contexto, los determinantes y “ambiente barrial” desde la perspectiva de quienes allí residen o tienen relación con él. Todo ello con el fin de diseñar intervenciones más eficaces que promuevan un barrio más inclusivo, más saludable. La Investigación y Acción Participativa Basada en la Comunidad (CBPR, por sus siglas en inglés) es un enfoque que reconoce a la comunidad como un socio igual a lo largo del proceso de investigación y acción.